lunes, 22 de octubre de 2012

SIN MIEDO A NADA

HOMILÍA DADA EN EL EREMITORIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA LUZ
POR MOTIVO DE LA SOLEMNIDAD PROPIA DE LA COMUNIDAD
POR (MEM)EL BEATO JUAN PABLO II.

Pbro. Carlos Jesús Pastor 

Karol Wotyla, siendo Papa se hizo famoso en la cristiandad y fuera de ella porque tomó del Evangelio aquel “No tengáis miedo” con que llenó su corazón de toda esa luz que luego dio a todos los que aprendemos de él.
Él mismo se describe como un testigo de esperanza en medio de un mundo en que los gobiernos totalitarios habían ideado un “país perfecto” en el que todos los caprichos se podían dar y lo que estorbaba se podía quitar; sin embargo, con su ayuda se descubre lo que Rusia tenía oculto tras su cortina de hierro y el mundo entero pudo ver la tragedia de un mundo sin Dios.
¿Qué es un mundo sin Dios?
¿qué es una vida sin Dios? Es un pequeño infierno.
Cuando parecía que esos gobiernos totalitarios eran los dueños de la humanidad, Dios suscita a un hombre que va derrumbando toda esa hipocresía y se desvela la maldad que estaba oculta. Habían eliminado la conciencia de la presencia de Dios en la sociedad, en las familias, en las relaciones interpersonales y habían derribado las Iglesias, tanto católicas como ortodoxas, así también sacaron toda referencia de Dios de los colegios y erradicaron toda forma de enseñanza basada en la Verdad de Cristo y Dios sucita a Juan Pablo II que unido a Jesús, señala que lo que mas le impacta en su vida personal y que debe ser la clave para toda persona es descubrir a Dios encarnado como lo contempló también Santa Teresa de Jesús para dejarse de tantas tonterías en que perdía la gracia de Dios estando en el convento y se concentró en traer presente a Cristo al mundo.
Por eso necesitamos personas santas que nos abran ese camino de confianza donde la hermana, el hermano no son un ser extraño, sino el misterio de la presencia de Cristo y por eso la teología de Juan Pablo II se centra y motiva a un Encuentro personal con Jesucristo que dignifica al ser humano entendiendo, entonces, su invitación a “Abrir nuestras puertas a Cristo” porque cuando nosotros nos abrimos a Jesucristo, experimentamos ese impulso que nos lleva a la confesión que es donde Cristo rompe los miedos que nos paralizan. Es en ese sacramento donde Cristo nos pone por encima de nuestras miserias y nos libera de su opresión.
Es partiendo de esa pobre confianza que tenemos de encontrarnos con Cristo en el sacerdote, y no solo mientras éste celebra la misa, sino también en el sacramento de la confesión que es donde recibimos la luz y la fuerza desde la cual podemos renovar la vida. Una vida que exige volcarse enteramente, sin reservas, porque a Dios no hay que tenerle miedo, puesto que el miedo nos deja paralizados y convierte nuestra vida en una rutina.
La gran lucha de toda persona es pasar de lo que es, a lo que está llamado a ser en Cristo por eso no te conformes con la vida actual porque el Señor tiene un proyecto de vida más grande para ti. Tienes que aspirar a lo más alto y aunque te quedes en lo más débil porque el Maestro quiere que seas como Él y es en esa debilidad en donde Él manifiesta su fuerza.
Por eso en las Naciones Unidas Juan Pablo II se manifiesta como San Pablo, diciendo que su fortaleza y confianza es Cristo y lo expresa en medio de un mundo que puso su confianza en el dinero y el poder. Juan Pablo II pone esa luz que a nosotros también nos debe servir cuando parece que el mundo nos quiere arrinconar y acobardar.
No te acobardes porque Cristo es la fuerza que tu necesitas.
Hay mucha gente que nos acusa porque rezamos y creemos, porque vivimos apartados del mal que el mundo ofrece y tenemos Fe y entonces nos acusan de intransigentes. La fe en Cristo nos invita a ser responsables con Dios y especialmente con aquellos que nadie quiere y que están abandonados de toda caridad humana y todo esto, que es santidad, requiere un encuentro personal con Jesucristo.
Los libros son solo eso, si no llevamos a Cristo a la practica de nuestra vida cotidiana nos quedamos como una maceta sin regar. No seas como un parásito que se sienta a esperar todo de Dios, pues, debes poner tu parte.
Os cuento que en casa tengo un patio lleno de plantas, algunos de vosotros lo conocéis y cuando Dios envía las lluvias, hace su trabajo y me quita a mi el peso de estar regando, pero en verano tengo que poner mi parte y hay que regarlas pacientemente todos los días. Ahora lo hace mi hermano y le digo: Observa que Dios hace su parte, pero llegará el tiempo y el momento en que debas poner la tuya. Porque claro, si todo nos lo hace Dios seríamos unos niños caprichosos y nos haríamos como una especie de monstruo. Por eso en tu vida espiritual Dios te da la mano pero tu tienes que colaborar.
Dios te lleva de la mano, pero si tu no quieres luchar contra tus tendencias llega un día en que Dios te da un “pao” y te dice: _”espabíla o te espabilo Yo” y te pregunta como a Pedro: _”¿me amas, tú, más que estos?
Yo caigo en “depresión” cuando estoy reunido con los demás sacerdotes tan preparados, tan estudiados, tan sabios y capaces y me veo el más pequeño y luego me doy cuenta que la solución la tengo en lo que decía Teresita de Jesús, que lo mejor y más práctico era ponerse en los brazos de Cristo para ser elevado por Él sin tener que hacer tantos esfuerzos porque es la confianza la que te lleva a Dios y no tus esfuerzos.
Decía Juan Pablo II : Es Dios hecho hombre quien se acerca al hombre para revelarle el valor de su misterio.
Noto que no nos atrevemos y ante ésto el Papa daba la Clave:
¡No tengas miedo!
Mira que Cristo no viene a quitarte nada y entonces reconocemos que tenemos una especie de miedo a darnos totalmente al Señor y por eso Juan Pablo II dice: “Abrid de par en par las puertas a Cristo”
“En Cristo el ser humano sabe quien es”
Cristo es la fuerza que transforma internamente al ser humano dando principio a una vida nueva y por eso, estar sin Cristo hace que uno no tenga fuerzas para enfrentar la propia existencia con una mirada de esperanza.
Es como cuando uno va al médico porque se encuentra débil y sin fuerzas y él le receta vitaminas y enfatiza en una buena alimentación.
Nuestro alimento es Cristo y Él nos da la fuerza capaz de empezar a vivir una vida nueva.
Yo creo que debemos estar contentos y agradecidos, junto con toda la Iglesia, por el don de Éste hombre Beato porque aporta la solución para salir de aquellos miedos y complejos en que nos hundimos los Cristianos Católicos. Juan Pablo II pasó su pontificado motivándonos a no temerle a Dios ni a la vida y preparando a la humanidad para la entrada a este nuevo siglo causando una respuesta de miles de conversiones. Quería que el inicio del milenio fuera una renovación de toda la Iglesia para ser luz y sal del mundo, mostrándole a las personas la vida de Dios que es Cristo, que rejuvenece al ser humano y lo hace entrar en un servicio de amor a Dios y al hermano.
Vamos a darle la Gloria a Dios y a pedirle su Espíritu Santo, como le decía Eliseo al Profeta Elías: “Dame un tercio de tu espíritu” y diría Elías: _”Anda que no pides nada”_ y dejó su manto por medio del cual le quedó a Eliseo lo que pedía. Quedó Eliseo con una tercera parte del espíritu que movía a Elías a hacer tantas proezas.
Necesitamos el Espíritu Santo para ser testigos del Amor de Cristo y de su Misericordia. Testigos de esperanza para todos.
Que Juan Pablo II y María Santísima intercedan para que Dios nos de la gracia que necesitamos en la Iglesia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Su Opinión, si quiere expresarla, siempre y cundo sea adecuada, bienvenida es: