El centro del mensaje de
la Palabra de Dios hoy nos dice que los discípulos le dicen a Jesús: _ Señor,
enseñanos a orar_. El evangelio de hoy no está centrado en el Padre nuestro.
Hoy El Señor no nos quiere enseñar lo que tenemos que pedir, porque ésto estará
en otro Evangelio donde habla de la palabraería que usaban los fariseos para se
escuchados, no por Dios, sino por el “qué dirán” de las otras personas. Hoy,
aunque es muy importante lo que hay que pedir... En que me toque la lotería y
estas cosas surperfluas, Dios no se sompromete a eso, El se compromete a un Don
mas grande que es el Espiritu Santo, lo podemos tomar del dialogo de Jesús con
la samaritana Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que
te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a El, y El te hubiera dado agua
viva.
Hoy el Evangelio se centra
en cómo tenemos que pedir, cómo tiene que ser nuestra oración, porque muchas
veces nuestro corazón es muy superficial, nos cansamos, nos ponemos en la
presencia del Señor dudando que Él pueda darnos lo que nos conviene. Igual que
un niño pequeño que le pide un cuchillo a su madre, ella no se lo dará, así
Dios nos da todo lo que necesitamos y nos ayude a la conversión y alcanzar el
cielo y nos niega aquello que le pedimos y que Él sabe que no nos hará ningún
provecho. Para que seamos realmente felices Él hace lo que sea.
¿Cómo tiene que ser
nuestra oración? Hemos visto en la primera lectura que la oración de Abraham es
insistente. Una oración a tiempo y destiempo, Dios no escucha a Abraham porque no
quiera escucharlo, sino que valora la insistencia. El problema de Sodoma y g
Gomorra no fue tanto el de
la lujuria y los desordenes sexuales, sino, la no acogida de la palabra de
Dios, porque es verdad que en esos pueblos habían todos estos vicios, pero si
este pueblo hubiese acogido a Dios, Dios los hubiese salvado. Así nos pasa a
nosotros que nos parece que Dios no nos salva pero es que lo que le pedís,
quieres que sea como a ti te da la gana y eso en realidad para empezar ya no te
conviene. Por esto, éste Evangelio dice: “venid a mi los que estés cansados y
agobiados que yo os aliviaré”. Es el Evangelio de El Cristo que dice dar la
vida por el otro, dar los Bienes, darse a sí mismo... el problema de Sodoma y Gomorra fue la no acogida de Dios,
(Dios no quiere lamuerte del pecador sino que da la vida a quien se arrepiente) Ellos eran un pueblo
desagradable, según los Judios, éste pueblo era muy soberbio, y dice que cuando
iba un visitante a ésta ciudad lo acostaban en el peor lugar, lo obligaban a
realizar sus practicas de pecado o de lo contrario lo despreciaban y expulsaban
de la ciudad... _que malo que es este pueblo_ diríamos, pero nosotros no
somos distintos: A la persona que no entra en el pecado le cortamos la
cabeza... Mi forma de pensar y de ser, si no hace lo que yo quiero, lo mato, le
corto la cabeza.
Vamos a la catequesis
sobre la oración: Nuestra oración tiene
que ser como el ciego de Jericó: gritando: “¡Señor Jesús ten piedad de mi que
soy pecador!”, hasta que El Señor se pare sabiendo que en este grito hay muchas
cosa que van a impedir que uno no llame al Señor (los Apóstoles con su
¡callate!) Hay que insistir. Dice El Señor que la oración tiene que ser en
silencio en lo secreto de tu corazón para no ser como los fariseos que salen a
las plazas con gritos. No, no, no; es una oración discreta, aunque con gritos
del alma y también sincera. Descubriendo al Señor lo que hay en nuestro
corazón, no como el publicano que dice: te doy gracias señor por que doy el
diezmo y vengo al templo todos los dias y porque ayuno mas que todos, hasta de
noche, soy mejor que nadie, y porque no soy como ese publicano y pregunta
el Señor:¿quién quedó justificado?. Evidentemente el hombre que estaba en el
ultimo lugar, que decía: “Ten piedad de mi que soy pecador”. Entonces una
oración sincera e insistente, discreta pero con gritos del alma. Así como la viuda que clamaba a un juez que
hicieran justicia y éste juez, por su insistencia la escuchó. Así la oración
tiene que ser constate, incluso por la noche.
En Israel es muy importante la hospitadlidad, tanto que, por
esta causa (nos dice el Evangelio) un hombre se tiene que levantar en la mañana
para atender a un huésped que no solamente lo pone en apuros a él, sino, que,
tiene que molestar a su vecino. Así que le dice que no lo moleste.
Preguntareis ¿cómo es que le habla a través de la puerta sin abrirla? la gente
no dormía en la planta baja, sino en la alta y dormmian todos los niños junto
con los padres. Así que no se echaba la llave de seguridad, en todo caso, atenderlo
implicaba muchas molestias. El niño llorando, el chirrido de la puerta, los
animales alarmados y con todo se montaría el bullicio.
Así hay que hacerlo en la
oración: molestando Al Señor. Ahora tenemos todas las condiciones, así que nos
vamos a presentar delante de El Señor sabiendo que Él es una Persona y no un
ente... por eso aparece la figura de el Señor caminando sobre las aguas. Los
Apóstoles creían que era un fantasma pero El Señor les demuestra que no, el los
amaba con sus debilidades.
El Señor oraba con la
humildad, como en getsemaní, su oración fue humilde. “Que pase de mi este cáliz
pero que en todo caso se haga tu voluntad y no la mia”, Él reza con la cabeza
en el suelo, por eso nos tenemos que humillar. Dice el Profeta Jeremías,
humillate y quizás tendrás esperanza. Así tenemos que ser con El Señor. A
escondidas, pura, insistente, inoportuna y confiadamente, sabiendo que nos
escucha porque es un Dios de misericordia.
A partir de ahora le
pedimos a Dios que no nos conceda lo que le pedimos caprichosa o ignorantemente, sino que se haga su
voluntad hasta en aquello que debemos pedirle. Si es muy importante, nos lo
dará. Él no nos quiere dar una serpiente sino un pez, no una piedra sino un
pan, el pan de cada día, por eso con humildad hay que pedir y confiar, por eso
cuando pedimos algo a alguien, lo hacemos humildemente porque lo necesitamos,
así que, lo hacemos con humildad, ¿Qué necesitamos? Al Espíritu Santo, que es Quién
nos conduce.
Dicen las malas lenguas
que en tiempos de melones de no hay sermones y en tiempos de sandías breves las
homilías.
La oración es muy
importante por eso es lo mismo de importante saber cómo rezar
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