domingo, 15 de julio de 2012

SOY LLAMADO, EL AMOR ME LLAMA

La característica fundamental de nuestra llamada al Amor es que es una iniciativa de Dios mismo. Así que, no depende de nosotros, sino que Dios, consciente de nuestra fragilidad, junto con el llamado nos irá dando todo cuanto nos hace falta para que le podamos responder y para que esa respuesta satisfaga su deseo.

El Amor consiste en que Dios nos amó primero. Él, como lo he dicho antes, tiene la iniciativa. El cristianismo no es una religión de conquista sino que se constituye en una respuesta de Amor a Dios. ¿Dónde está el problema?
En que no nos dejamos amar por Él.

Hablemos de la llamada, según las lecturas que la Iglesia nos prepara para hoy:

En la llamada del Profeta Amós, aparece primero un sacerdote llamado Amasias, éste sacerdote estaba encargado de los asuntos del templo de Israel en un momento en que el pueblo gozaba de mucha prosperidad material porque habían pactado relaciones económicas con las demás naciones del rededor. El Rey de aquella apoca era Jeroboan y dadas las circunstancias de riqueza, todos, incluido el sacerdote, se habían entregado a vivir una vida llena de placeres, ostentación, posesión de bienes y actividades que promovían y abalaban toda clase de vicios y pecados.
Desafortunadamente el bienestar, cuando no está ordenado por una vida recta y justa, hace que decaiga la vida interior y como consecuencia, se empiezan a generar vacios en nuestro corazón, que vienen a ser satisfechos con actitudes ligadas al consumismo y a la búsqueda de placeres inmediatos. Entonces nos convertimos en presa fácil para todo lo que el mundo nos ofrece.
Cuando tenemos un cierto poder adquisitivo, se nos despierta una especie de soberbia y de seguridad que nos ahueca el corazón y nos conduce a consumir de modo que los vicios se aprovechan de esa situación para arremeter con toda clase de proposiciones. Con todo, nos alejamos de Dios y sometemos nuestra existencia a un sin vivir de dependencias efímeras que esclavizan nuestro corazón.
Eso mismo le ocurrió al Pueblo de Israel. Pues todos, incluido el Sacerdote del Templo se habían apartado de Dios para buscar en el mundo lo que solo encontraban en el Señor. Asi, todos estaba gozando de un aparente bienestar, es decir, comían, se complacían, comparaban, tenían y disfrutaban aunque sus vidas, las relaciones entre las personas y los valores estuvieran por el suelo; Nadie denunciaba nada, nadie advertía nada. Entonces Dios suscita a un profeta a quien ilumina para que vaya y advierta al pueblo sobre las consecuencias que acarrea llevar la vida que están llevando.

Esta vez el turno le toca al Profeta Amós. Fíjense bien que no llama a un Hombre reconocido dentro del pueblo, ni al que más títulos o más prestigio económico tenía en esa época; sino que, por lo contrario, elige a un hombre sencillo, lleno de humildad y campesino y lo envía a que denuncie los errores y los pecados de todo un pueblo.

(El Padre nuevamente llama al Hermano José Manuel a que se ponga a su lado para hacer las veces de profeta)

Supongamos _dice el Padre_ que todos nos hemos puesto de acuerdo para hacer el mal, de modo que hemos incitado incluso a los que pudieran denunciarnos a que entren con nosotros por le mismo aro para que así no quede nadie que pueda abrir la boca en contra nuestra. Así nos cubrimos la espalda.
Y nos dice José Manuel: _ ¿No veis que lo que estáis haciendo os está destruyendo y está haciendo de vuestra sociedad un pueblo de holgazanes, bandidos y delincuentes?_ y le decimos nosotros: _¡Anda ya! ¿No ves que lo estamos pasando muy bien? tenemos “libertad” para fumar nuestro porrito, para esnifar lo que nos gusta, para ir de puticlub, para emborracharnos, despilfarrar nuestro dinero, para tener sexo con quien se nos da la gana o nos apetezca. ¡Quita, quita, que tú no sabes lo que es vivir!

¿Y cuál es la actitud de Amós?
¿Vosotros pensáis que vengo porque a mí se me ocurre de buenas a primeras meterme en tanto problema al deciros la verdad?. Yo soy un hombre humilde, uno muy sencillo, me dedico a cultivar higos. Éste mensaje que os traigo viene de Dios, que es quien me ha elegido y me ha mandado a que os avise que os estáis equivocando. Yo, solo obedezco a su voluntad. Y la respuesta de todos es odiarlo, porque lo que dice, pone en evidencia nuestra maldad.

¿Dan premios a los buenos?: No. Aquí, se exalta mas al atrevido que mas pecados cometa y tanto mas públicos sean, pues, mejor. La misión del profeta, del cristiano en medio de este mundo es difícil. Antes que ser premiado, le sobrevienen dificultades por su acción.
El premio del Profeta Amós es hacer la voluntad de Dios.

Dios quiere que entendamos cuál es nuestra verdadera vocación.
La Carta a los Efesios es un Himno muy importante, profundo e iluminador. Es una Exaltación a Jesucristo y en ella, se revela el sentido de la existencia de las personas.

Dice que todos hemos sido elegidos y además nos dice que esa elección está orientada a la santidad, a que demos Gloria a Dios con nuestra vida siendo irreprochables en el Amor. El Amor de Dios, el Amor verdadero es el que puede darle sentido a nuestra vida.
¿Y quienes estamos llamados a la Santidad, a manifestar el Amor de Dios? ¿Seremos solo los religiosos y los curas?
No. Estamos llamados todos, porque todos necesitamos del Amor para realizarnos como personas en la felicidad que desea nuestro corazón.
La Santidad es la participación de la Vida de Dios y ¿Cuál es su vida, que contenido tiene la Vida de Dios?

DIOS ES AMOR.
¿Qué tenemos que hacer?

Dejarnos amar por Dios para saber cómo amarnos a nosotros mismos y a los demás.
La medida del Amor de Dios es rebosante en Jesucristo. ¿Cuánto nos ama? : Hasta el extremo. Hasta dar su vida por nosotros aun sin que fuera de un modo prestigioso, la dio muriendo de la manera más cruenta y miserable, sin reservarse nada para sí mismo.
La medida del Amor de Dios es Jesucristo Crucificado y desde Jesucristo, se nos da la vida verdadera, lo cual quiere decir que Dios se vale de una pedagogía mediante la que nos la ofrece. Ese camino pedagógico para tener la Vida de Dios en nuestra pobre vida son los sacramentos. Su Palabra.
¿y que características tiene el Amor verdadero?

“El amores paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe; es decoroso; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor no acaba nunca”. (I Corintios 13,1-13)
Todo esto contrario a lo que sale de nuestro egoísmo, al o que viene de nuestro desamor:

"Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes” (Gálatas 5, 19-21).
Cuando vemos esto en nuestra vida, es que nos hace falta llenarnos del Amor de Dios.

Yo los invito a un Reto: Intenten acercarse a Dios, escúchenle y sean testigos ustedes mismos de cuanto cambian sus vidas.
Si no nos encontramos con Dios, nuestro corazón se frustra y vivimos amargados y cuando experimentamos ese vacío, entonces tratamos de llenarlo de vicios y ante las pruebas, ¿Cuál es nuestra reacción?
Cuando estamos apartados de Dios reaccionamos con irascibilidad, con susceptibilidad, nos deprimimos, vemos todo gris porque no tenemos un corazón fuerte.

Hay que pedirle al Señor que nos ayude a responderle. El Ser humano solo se comprende y comprende la existencia cuando se le revela el Amor.  (Juan Pablo II)
Cuando el Amor está presente en una persona, toda ella es glorificación de Dios.

El Amor lo llena todo.
En el Evangelio vemos que el Señor escoge a doce y los envía de dios en dos. ¿Por qué de dos en dos? Para que, cuando uno decaiga o se desanime, el otro lo levante y lo apoye. Esto es una experiencia de comunión que busca animarnos en medio de la prueba.
¿Condiciones que pone el Señor a quien le sigue? Que no se aferre a nada, que mantenga su corazón libre de ataduras y dependencias, que no tenga seguridades y que solo se sostenga en Dios.
Nosotros mismos, atándonos a cosas nos hacemos esclavos de ellas y uando nos faltan esas cosas, se nos acaba la alegría, perdemos la paz y la razón de nuestra existencia va al suelo.

Pido oración por las personas de vida consagrada y los sacerdotes, para que Dios nos de la gracia de asegurarnos en Él antes que en las cosas materiales o las posiciones sociales.
La Virgen Santísima es la Perfecta Discípula porque en el seguimiento a  Cristo solo se aseguró y creyó en Dios. Puso toda su confianza en el Señor.

Animo. No hay que tener miedo. Hay que reconocer el Amor de Dios en nuestra vida, así, encontramos sentido a nuestra existencia, aceptamos las correcciones que Dios nos permite en nuestra historia y continuamos camino de vuelta a la Casa del Padre Celestial.

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